jueves, 16 de octubre de 2008

Más de veinte mil gritos de rock and roll



Los inmortales acordes de "Comunication Breakdown" de Led Zeppelin fueron la intro para el acto de cierre de la última noche del Pepsi Music 2008: Stone Temple Pilots. Un Scott Weiland trajeado y más aletargado que de costumbre lideró a los californianos hacia un concierto energético y poderoso. En "Big Bang Baby" el frontman tomó su característico megáfono, y de a poco se empezó a soltar, aunque sin llegar al histrionismo que desplegó en River al frente de Velvet Revolver. Entonces, pensar qué bien le queda la banda a Weiland y viceversa, sin poses ni virtuosismos forzados de ambas partes. "Lounge Fly" alternó grunge, country y blues por partes iguales; "Crackerman" levantó a todos los asistentes; tres hits melódicos al hilo ("Creep", "Plush" y "Interstate Love Song") fueron clases magistrales de rock para estadios bien resuelto. Y aunque la disparatada aparición de Weiland emponchado y con sombrero para los bises generó un quiebre, disipadas las nubes y con la luna llena iluminando el Ciudad, la potente presentación de STP dejó a más de 20 mil personas bien satisfechas y significó el cierre musical perfecto para dar por finalizada la agotadora maratón festivalera.

El momento

"Oh oh oh, oh, oh". Luego de una memorable interpretación de "Plush" (con ese riff de guitarra pesado, que parece arrancar pero que se queda suspendido en el aire como sin gravedad, y la voz de Scott brillando como si nunca hubiera sufrido ningún exceso sanitario), la gente comenzó a vivar el fraseo con la banda como espectadora de lujo. Uno de esos instantes en los que todo es perfecto dentro de un recital: la banda, la gente y hasta el clima (aunque ese frío que a veces aparece en primavera se hiciera sentir).

Una nueva repetición de la misma patología

"Hola, mi amor, somos los Massacre, la banda sorpresa". El propio Wallas confirmó, de esta forma, el secreto a voces que ya circulaba por Internet sobre el artista no confirmado de la última noche del festival. Y su set, como siempre, fue sin fisuras. Luciendo las mismas calzas que en su presentación anterior en el mismo escenario (durante la tercera jornada del Festival), el cantante anunció con felicidad el lanzamiento de El Mamut en México. La seguidilla de "Juicio a un bailarín", "Divorcio", "La reina de Marte" y "Mi mami no lo hará" fue sencillamente demoledora, lo mismo que su cover de "Ziggy Stardust". Ya aburre, en el contexto de un evento de estas características, escribir sobre lo bien que estuvo Massacre.

No lo dejan solo

Promediaba la tarde en la última jornada del Pepsi Music 2008, y Carca se adueñó del escenario principal. Así desfilaron "Adolescente Boogie", "Nubes negras" y "Príncipe oscuro", entre otras, con el lungo luciéndose desde la guitarra, acompañado por Carola Bony en bajo y Panza Castellano en batería (¡Qué precisión la del babasónico tras los parches! No sorprende, pero tampoco se dice a menudo). El set culminó con Carca jugando a tener sexo con un theremin, y una sensación de victoria de su parte.

Y después de las descargas punk de Infierno 18 y Cadena Perpetua (que provocó los primeros pogos entre la gente), César Andino se puso al frente de Cabezones esta vez en el escenario secundario. Todo de negro, excepto por un pañuelo rojo en la cabeza, el frontman subió ayudado por un bastón (con extremo en forma de calavera) pero, hacia el final del show, se aventuró a arrojarse a la multitud para cantar junto a su público. La versión hiper dark de "Sueles dejarme solo" de Soda Stereo y la esperada "Pasajero en extinción" fueron los puntos álgidos de una presentación más que dramática.

Por Pablo Strozza y Yamila Trautman
Fotos de Rafa Suárez

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