Podríamos haberlo mostrado ayer, pero fue el vigésimo aniversario de Luca, hoy si, te contamos sobre la presentación del Indio Solari y Andrelo en La Plata.
Con Andrés Calamaro como invitado, se presentó ante 45 mil personas en el Estadio Unico.
Y mientras tanto el sol se moría. Desde los más diversos puntos del país, habiendo recorrido cientos, o acaso miles de kilómetros, las multitudes continuaban llegando a La Plata nucleadas por un único fin: volver a ver al Indio Solari sobre el escenario del Estadio Único. Ni las demoras en las rutas de acceso, ni las intrincadas diagonales ni tampoco el increíble operativo de seguridad desplegado pudieron evitar que 45 mil personas celebraran una nueva Misa India y plegaran otra vez por la resurrección del mito ricotero, ese gigante que duerme profunda y plácidamente pero que espera alguna vez ser despertado.
Pasadas las 22:20, con el sol bien muerto y con la expectativa fanática haciéndose intolerable, el Indio salió a escena ante un Estadio repleto, acompañado por los Fundamentalistas del Aire Acondicionado. Camisa naranja, pantalones negros y los infaltables lentes oscuros; el comienzo, haciendo alusión al verdadero motivo de la celebración, la presentación de Porco Rex, siguió el orden del tracklist del disco: "Pedía siempre temas en la radio" fue sucedido por "Ramas desnudas". Y significó el inicio de los tributos redondos ante una imagen del Ídolo proyectada en cinco pantallas (dos a cada lado del escenario y una grande detrás), y adornada con placas del arte del álbum y otras psicodélicas ilustraciones. Después de "Porco Rex", el recuerdo, la emoción, la melancolía: "Me matan, limón" seguida de "Divina TV Führer" hizo estallar el "sólo te pido que se vuelvan a juntar", la súplica ricotera hecha cántico futbolero.
Intercalando algunos temas de su disco anterior, El tesoro de los inocentes, con otros de Porco Rex y luego de los clásicos "Ella debe estar tan linda" y "Nadie es perfecto" enganchado con "Ñam Fri Frufi Fali Fru", el Indio presentaría al primer invitado de la noche, Martín Carrizo, baterista y productor partícipe de su último trabajo. Para "Por qué será que no me quiere Dios", Carrizo ocupó una segunda batería que ya estaba armada en el sector izquierdo del escenario. Y, tras su partida, Solari pidió que se recibiera con cariño al siguiente invitado, el que transformaría a este recital en un nuevo hito en la historia del rock nacional: Andrés Calamaro, alias El Inefable Señor Gama Alta, todo de negro y con sombrero de cowboy. Sin lugar a dudas, el crossover significó el cumplimiento del sueño de El Cantante; compartir el sagrado escenario redondo fue un privilegio que sólo obtuvo Luca Prodan en los comienzos de los Redondos. Tres temas fueron cantados a dos voces: "Veneno paciente" (que registraron juntos para Porco Rex ), "Esa estrella era mi lujo" y "El salmón" (que Solari ya había versionado para el tributo al rock nacional, dos años atrás).
Con varios intervalos cortos, un cambio de vestuario y pocas palabras, hacia la una de la madrugada, el Indio, que está por cumplir 60, empezó a encarar el final. La triada "Mariposa Pontiac", "Un ángel para tu soledad" y "Juguetes perdidos", con todas las bengalas encendidas, en todos los sectores del estadio, dio lugar a "Flight 956", el tema que faltaba para que el repaso de Porco Rex se completara. Y quedaba el pogo más grande del mundo para que no le faltara nada a esta escena épica; el último, "Ji Ji Ji", un alto registro en la escala de Ritcher, las luces encendidas y un show de fuegos artificiales: 45 mil personas usaron su milagro del día.
Por Yamila Trautman by Rolling Stone.
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