BECK lanzó “Modern guilt”, un correcto disco apoyado por la producción de DANGER MOUSE, fiel a su estilo ecléctico y con esa garganta alicaída de siempre.En doce canciones breves, BECK HANSEN entrega nuevos diagnósticos de su estado de ánimo, que a lo largo de su carrera, siempre parece ser débil.
Es cierto, todo artista sublima por su arte, no es una novedad, pero el californiano siempre tiene algo nuevo por penar.Si algunos discos atrás penaba por una separación, ahora le urge la vejez (“Youthless”), la soledad (“Orphans”, el primer track, un bello folkie reforzado por cajas de ritmo y el soporte vocal de CAT POWER) y los desastres climáticos, ese tópico harto recurrente en el rock global modelo 2000.
En esas preocupaciones radica la clave del disco, sesudamente titulado “Modern guilt”; es decir, “culpa moderna”: un adulto que, sobre sus espaldas, siente el rigor de sus cuarenta años y la responsabilidad de todos estos desastres.Sea como sea, la musicalización es amena y cool, con ciertos destellos guitarreros que podrían cortar más de un hit. Las baterías –electrónicas y programadas, mayormente- cumplen un rol importante en el groove negro, impronta característica del sonido-BECK.
Es menester destacar que existe una edición local a un precio estandar para los tiempos que corren, lo que nos acerca a leer en el booklet un nombre algo importante: DANGER MOUSE, uno de los más prestigiosos productores de esta década artística, ayudó a BECK a mantener ese pulso hiphopero en el cual es especialista.
La muestra más acabada de esta sociedad se da en el final del recorrido, cuando los opresivos acordes de “Vulcano” diluyen los treinta y tres minutos de duración del long-play.Por último, a continuación pueden saborear el video del primer corte de “Modern guilt”, intitulado “Gamma Ray”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario