Bueno señoras y señores, pese a que uno no termina de recuperarse nunca de ir y venir diariamente, nos fuimos a Rosario a ver Piojos el sábado. Alto viaje pegamos unos cinco valores (si los hay)del grupo AM/FM UNIVERSITARIA . Tal cual aprecian en las fotos: Sergio Ferreira (Gerencia de Noticias de LT 10), Gabriela Fileretto (Productora periodística de AM), Martín Rueda (Operador de la X), Charly Morzán (Locutor y conductor radial de ambas) y yo. Dos días buenísimos y, en mi opinión, a repertir pronto.
Arribamos a la ciudad del sur santafesino alrededor de las 16.30 y derecho al Estadio de Newell's Old Boys ya se palpitaba clima de fiesta en el litoral. Será porque la banda de Andres Ciro construye rituales en sus giras; o porque las remeras, tatuajes, mochilas y banderas de todo el país piden misa nacional al 87. Vaya a saberlo. Lo interesante es poder palpitarlo de cerca... y más cuando uno sabe la calidad de show que va a presenciar y a pocos kilómetros de la capital provincial.
Venían de un Quilmes con River repleto, tres lunas sorpresivos pero llenos de feligreses y una pequeña gira por España. La Civilización ya había tenido su carta de presentación, pero quien dice una dice dos, y más si hablamos de la gente de El Palomar. Dos noches de campo cubierto colmado, un operativo de seguridad importante, verdadera presencia paramédica por cualquier imprevisto y la tranquilidad que pocas bandas enseñan a sus seguidores para disfrutar de una de las ultimas fechas antes de emigrar.
Con más de una hora de retraso, el ritual tuvo el perdón de las almas presentes sólo por la dosis necesaria del rock que sólo pocas bandas nacionales convocan. Las imágenes del huevo resquebrajado por la nueva civilización otra vez se hizo presente y los juegos de luces hicieron izar banderas provenientes de diversos lugares del país. De pantalón crema y campera negra, el líder encerró a cada uno de los presentes en una apertura ritualesca que mostró al momento de acercarse la masa al escenario un adelanto de un posible nuevo CD.
Y se abrió el juego del sucesor de la Maquina de sangre. Algunos inconvenientes de sonido fueron dejados rapidamente en el olvido y la lista de temas recorrió pacíficamente una ruleta loca donde tan sólo la diversidad de ritmos hace de Los Piojos una banda tan interesante como placentera de ver en escena. Porque ver a Micky de rojo unbekannt con el clásico Fijate y el nuevo “Buen día” demuestra que existe la regeneración de letras en quien los sigue por la exquisita costumbre de hacerte parte de la misa ofrecida en sus noches.
No por nada un loco construyó, posiblemente con neón, un piojo de luces rojas en la remera negra que llevaba y que después entregó al propio Ciro para que agradeza el gesto colocándosela poco más tarde mientras, cámara en mano, grababa caras para tener en el recuerdo de sus ya casi 20 años en escena. Fueron poco más de dos horas donde además un bicho de ciudad llamado Caio cumplió su sueño de tocar con la banda y la lectura infaltable de banderas se realizó con “Buenos Días Palomar”. Y era el momento de volver.
Rareza total la salida. Nos sentamos a fumar un puchon con el malevo y mi ya amiga además de compañera de laburo. Estabamos cansados, la verdad. Quizás fue el primer recital compartido entre los tres... así, juntos. Pero calculo que la misma energía corrió en nuestros cuerpos. Y a los tres nos temblaban las piernas al salir y saludar a los amigos de prensa organizadores de la fecha. Y Charly y Martín asintieron con satisfacción el viaje hacia lo azul. Volviamos tarareando sonidos piojosos. Q loco!
Arribamos a la ciudad del sur santafesino alrededor de las 16.30 y derecho al Estadio de Newell's Old Boys ya se palpitaba clima de fiesta en el litoral. Será porque la banda de Andres Ciro construye rituales en sus giras; o porque las remeras, tatuajes, mochilas y banderas de todo el país piden misa nacional al 87. Vaya a saberlo. Lo interesante es poder palpitarlo de cerca... y más cuando uno sabe la calidad de show que va a presenciar y a pocos kilómetros de la capital provincial.
Venían de un Quilmes con River repleto, tres lunas sorpresivos pero llenos de feligreses y una pequeña gira por España. La Civilización ya había tenido su carta de presentación, pero quien dice una dice dos, y más si hablamos de la gente de El Palomar. Dos noches de campo cubierto colmado, un operativo de seguridad importante, verdadera presencia paramédica por cualquier imprevisto y la tranquilidad que pocas bandas enseñan a sus seguidores para disfrutar de una de las ultimas fechas antes de emigrar.
Con más de una hora de retraso, el ritual tuvo el perdón de las almas presentes sólo por la dosis necesaria del rock que sólo pocas bandas nacionales convocan. Las imágenes del huevo resquebrajado por la nueva civilización otra vez se hizo presente y los juegos de luces hicieron izar banderas provenientes de diversos lugares del país. De pantalón crema y campera negra, el líder encerró a cada uno de los presentes en una apertura ritualesca que mostró al momento de acercarse la masa al escenario un adelanto de un posible nuevo CD.
Y se abrió el juego del sucesor de la Maquina de sangre. Algunos inconvenientes de sonido fueron dejados rapidamente en el olvido y la lista de temas recorrió pacíficamente una ruleta loca donde tan sólo la diversidad de ritmos hace de Los Piojos una banda tan interesante como placentera de ver en escena. Porque ver a Micky de rojo unbekannt con el clásico Fijate y el nuevo “Buen día” demuestra que existe la regeneración de letras en quien los sigue por la exquisita costumbre de hacerte parte de la misa ofrecida en sus noches.
No por nada un loco construyó, posiblemente con neón, un piojo de luces rojas en la remera negra que llevaba y que después entregó al propio Ciro para que agradeza el gesto colocándosela poco más tarde mientras, cámara en mano, grababa caras para tener en el recuerdo de sus ya casi 20 años en escena. Fueron poco más de dos horas donde además un bicho de ciudad llamado Caio cumplió su sueño de tocar con la banda y la lectura infaltable de banderas se realizó con “Buenos Días Palomar”. Y era el momento de volver.
Rareza total la salida. Nos sentamos a fumar un puchon con el malevo y mi ya amiga además de compañera de laburo. Estabamos cansados, la verdad. Quizás fue el primer recital compartido entre los tres... así, juntos. Pero calculo que la misma energía corrió en nuestros cuerpos. Y a los tres nos temblaban las piernas al salir y saludar a los amigos de prensa organizadores de la fecha. Y Charly y Martín asintieron con satisfacción el viaje hacia lo azul. Volviamos tarareando sonidos piojosos. Q loco!
Todas la imágenes de un fin de semana lleno de Piojos
en la cuna de la bandera.
en la cuna de la bandera.
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