Quien desde el 2003 dirige el Ministerio de Cultura de Brasil anunció hoy su decisión de renunciar al cargo para volver a dedicarse a la música. Sí, en una rueda de prensa, Gilberto Gil confirmó su salida inmediata del Gabinete por "motivos personales" y señaló que el viceministro Juca Ferreira le reemplazará en el cargo hasta que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva nombre al titular.
"Es una decisión personal, con cierto aire de nostalgia. Desde finales del primer mandato (de Lula) ya era mi intención abandonar el cargo. Ya me sentía con el deber cumplido", explicó Gil, de 65 años. El cantautor aseguró que continuará dedicándose a su carrera musical y a su familia, que, según dijo, "está creciendo con la llegada de un nuevo nieto".
En cuanto al ministerio, Gil aseguró que deja un equipo "bien entrenado" y "aceptado".
Después de aceptar la dimisión de su ministro, Lula afirmó que "Brasil no puede tener a Gil solo en la política" y aclaró que el cantante tuvo una recaída en un problema de las cuerdas vocales.
"Él tuvo una recaída y volverá a ser un gran artista. Va darle prioridad a lo que considera más importante para él", agregó Lula.
La prensa brasileña especulaba sobre la salida de Gilberto Gil desde comienzos del año pasado, cuando Lula realizó una reforma ministerial para iniciar el segundo de sus dos mandatos de cuatro años. El ministro dimisionario, que siempre se quejó de la incompatibilidad entre su agenda como miembro del gabinete y su carrera musical, se comprometió entonces, ante la insistencia de Lula, a permanecer en el Gobierno.
En noviembre pasado, tras una gira por Europa en la que tuvo problemas con la voz y una consiguiente operación, ya había dejado claro que iba a renunciar en 2008 debido a que los discursos le estaban afectando las cuerdas vocales. Además, opinó hoy que ha hecho un trabajo positivo y destacó su interés por realzar el patrimonio cultural brasileño y las culturas regionales del país.
Durante su gestión el Ministerio de Cultura de Brasil incluyó en el patrimonio nacional expresiones culturales como la capoeira (mezcla de baile con arte marcial de procedencia africana), el frevo (ritmo musical), el samba de roda (tradición que dio origen al actual samba brasileño) y la pintura corporal de los indios. "Espero que haya sido muy importante para Brasil que un artista se haya desempeñado con relativa facilidad en la institución cultural brasileña", dijo.
Gil, que se tomó algunas licencias como ministro para continuar con su carrera artística y realizar giras internacionales, lanzó este año el disco "Banda larga cordel", el primero con canciones inéditas en once años, a pesar de no haber tenido prácticamente tiempo para componer, según dijo.
El cantautor fue una de las principales figuras del movimiento cultural "Tropicalista", que surgió en 1967 como protesta por la represión del régimen militar que entonces gobernaba el país, junto a Caetano Veloso y María Bethania. Gil es uno de los más reputados y prolíficos músicos de Brasil, con unos 50 discos en su obra y siete premios Grammy.
"Es una decisión personal, con cierto aire de nostalgia. Desde finales del primer mandato (de Lula) ya era mi intención abandonar el cargo. Ya me sentía con el deber cumplido", explicó Gil, de 65 años. El cantautor aseguró que continuará dedicándose a su carrera musical y a su familia, que, según dijo, "está creciendo con la llegada de un nuevo nieto".
En cuanto al ministerio, Gil aseguró que deja un equipo "bien entrenado" y "aceptado".
Después de aceptar la dimisión de su ministro, Lula afirmó que "Brasil no puede tener a Gil solo en la política" y aclaró que el cantante tuvo una recaída en un problema de las cuerdas vocales.
"Él tuvo una recaída y volverá a ser un gran artista. Va darle prioridad a lo que considera más importante para él", agregó Lula.
La prensa brasileña especulaba sobre la salida de Gilberto Gil desde comienzos del año pasado, cuando Lula realizó una reforma ministerial para iniciar el segundo de sus dos mandatos de cuatro años. El ministro dimisionario, que siempre se quejó de la incompatibilidad entre su agenda como miembro del gabinete y su carrera musical, se comprometió entonces, ante la insistencia de Lula, a permanecer en el Gobierno.
En noviembre pasado, tras una gira por Europa en la que tuvo problemas con la voz y una consiguiente operación, ya había dejado claro que iba a renunciar en 2008 debido a que los discursos le estaban afectando las cuerdas vocales. Además, opinó hoy que ha hecho un trabajo positivo y destacó su interés por realzar el patrimonio cultural brasileño y las culturas regionales del país.
Durante su gestión el Ministerio de Cultura de Brasil incluyó en el patrimonio nacional expresiones culturales como la capoeira (mezcla de baile con arte marcial de procedencia africana), el frevo (ritmo musical), el samba de roda (tradición que dio origen al actual samba brasileño) y la pintura corporal de los indios. "Espero que haya sido muy importante para Brasil que un artista se haya desempeñado con relativa facilidad en la institución cultural brasileña", dijo.
Gil, que se tomó algunas licencias como ministro para continuar con su carrera artística y realizar giras internacionales, lanzó este año el disco "Banda larga cordel", el primero con canciones inéditas en once años, a pesar de no haber tenido prácticamente tiempo para componer, según dijo.
El cantautor fue una de las principales figuras del movimiento cultural "Tropicalista", que surgió en 1967 como protesta por la represión del régimen militar que entonces gobernaba el país, junto a Caetano Veloso y María Bethania. Gil es uno de los más reputados y prolíficos músicos de Brasil, con unos 50 discos en su obra y siete premios Grammy.
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