Lo más interesante para los fanas del metal...
Gastaste cuatro cajas de biromes firmando autógrafos en el Día de las disquerías. ¿Qué nos podés contar sobre esta maratón?
Creo que lo que nos llevó a esto fue una energía intensa. ¡No tuve un maldito break ni para ir a hacer pis! Fue la vez más larga en la que estuve firmando autógrafos. Antes solía algo así como “¿Dónde está la cerveza? ¡Poné a los Misfits!”. Solíamos ser más temerarios. Ahora es más personal, tiene menos que ver con las necesidades cerveceras. Es más divertido. Estás en tu casa, siendo padre, llevando a tus hijos por el pueblo, y de repente te olvidás. A las 9 de la mañana, paso diez minutos limpiando la caca de mi hijo de nueve meses. Al mediodía, estoy en el parque limpiando la mierda del perro. Luego agarro el auto, y a las 2 de la tarde estoy yendo para Mountain View, pensando “¡Maldita sea!”. Pero al toque te dicen lo maravilloso que sos. Está bueno olvidarse de todo en una pequeña burbuja.
En estos momentos, ¿cómo te relacionás con los fans?
Diría que lo principal que ocurre es que continúan reforzando la idea de que tan variables son los metaleros, es difícil definirlos. Estamos hablando de fans de todas las edades, con distintos backgrounds culturales: no se pueden categorizar. Ves padres con sus hijos que dicen que encontraron algo en común a través de Metallica. Me termino yendo totalmente humillado, ya que a los veinte o treinta años eso era con un gran agujero negro en mi vida. Firmaste un montón de joysticks de Guitar Hero. ¿Te parece algo cool? ¡Condenadamente cool! Mis chicos aman jugar al Guitar Hero y al Rock Band. Son juegos asombrosos. Está llegando algo realmente positivo con estos videogames. Está buenísimo sentarse y tener a tus pibes hablando de Deep Purple, Black Sabbath y Soundgarden.
¿Cuál fue el motivo que hizo que Metallica sea parte del Día de las disquerías?
Para nosotros no había otra elección: tardamos tres segundos en decidirnos. Las disquerías son una parte muy importante de nuestras vidas. Cuando tenía catorce años y vivía en Dinamarca, la disquería era el Santo Grial y el disquero mi héroe. Iba allí al menos tres veces a la semana a buscar álbumes de Accept, Judas Priest y Triumph. Y en Estados Unidos, había locales en San Francisco como Record Vault, donde dejábamos y vendíamos nuestros demos y remeras. ¿Cómo te sentirías el día que cierre la última disquería en Estados Unidos? Haría lo mejor para estar bien y tocar allí “Fade to Black”, pero no creo que eso vaya a suceder. ¿iTunes? Compro allí como cualquiera, no estoy en contra. Si te fijás en el vinilo hace quince años atrás, cuando apareció el CD, todos pensaron que iba a desaparecer, sin embargo ahí está. Creo que no hay posibilidades de matar a las disquerías en las grandes ciudades, aunque sí me preocupan en los pueblos. Estoy en contra de esos megastrores sin alma.
Fuiste uno de los primeros artistas en lanzarte contra las infracciones a las leyes de copyright y una de las voces que estuvo de entrada contra del downloading. Ocho años después, con bandas como Radiohead abrazando a la Web y también entrando en los charts, ¿ha cambiado tu posición al respecto?
Tenemos FLACs y MP3 a la venta. Y nunca fue estar en contra del download per se. Tenemos el Vault, donde podés bajarte shows de veinte años a la fecha gratis. Podés bajarte shows pocos días después de acontecidos al costo. Mirando atrás, había una pregunta más grande en esos términos. Nosotros dijimos: “Esperen un minuto, esto debe incluir al artista en cuestión”. Siempre tuvimos una independencia férrea, y a veces eso fue un error. Ese es el único motivo por el cual existimos y por el que esa gente nos sigue.
¿Y el próximo disco?
Es el último disco para el que tenemos contrato con Warner, así que vamos a ver que hacemos. ¿Se viene un acuerdo con la productora Live Nation? Mmm, nunca nos vendimos de esa forma. Queremos ser tan libres como ejecutantes como nos sea posible. Estuvimos observando lo que hicieron Radiohead y Trent Reznor, y en los próximos veintisiete años o lo que sea que tardemos con nuestro nuevo disco, estaremos buscando todo en los términos de las posibilidades que ofrece Internet. ¿Qué nos podés decir acerca de trabajar con un genio loco como Rick Rubin en lo que se viene? ¿Genio loco? ¡Tenés que escucharlo! (risas) Fue un gran año, y muy divertido: una chance de reinventar la rueda. Es grandioso tener a alguien como Rick sentado ahí, diciéndote lo que piensa en tu propia cara. El no es muy metódico: trabaja con el eje en la vibración y el momento. Estuvimos interactuando mucho, y tocando mejor. Hay un pequeño método dentro de su locura, pero tenés que aprender en confiar en él.
¿Pensaron en el clima que rodeará la salida del disco? ¿Cuál es el estado del metal hoy?
El metal está vivo, y mejor que años atrás. Se está reviendo todo lo que se hizo en los 70 y los 80. Parece que hubiera chicos de catorce años a full con Deep Purple, Iron Maiden y Judas Priest, en oposición a la música alternativa, el grunge y especialmente el rap de los 90. Cuando uno está durante tanto tiempo en esto parece que todo gira en círculos, pero hay un verdadero resurgimiento del género en los adolescentes. Es increíble.
Por David Downs
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