Fue una gran misa la noche en el monumental. Sinceramente, sentir las vibraciones en los pies de haber saltado tanto durante las horas que duró la primer noche del Quilmes Rock 2008 me hace comprender el por qué cuesta tanto dormir en esta mañana y estar al palo escuchando nuevamente a Ozzy mientras escribo para desahogar energía.
Cerca de las 17 se abrieron las puertas de la cancha de Núñez y, sin contar las cuadras de la Libertadores repleta de gente haciendo cola para ver -en su mayoría- al Príncipe de la oscuridad en Argentina en el principio de su gira por Latinoamérica. Nuevamente escoltado por Black Label Society y Korn, pisará en breve suelo chileno, brasileño y mejicano.
Las remeras gastadas (y las nuevas que esperaban ser estrenadas para verlo en vivo), los cruces generacionales, los cuernos metaleros q transforman manos en simbología, el aroma de rituales agradables y ese amontanamiento de cuerpos enardecidos por el agite de la masa heavy heavy que te mete y saca del campo. Y da igual si es en vivo y en directo. Mágico.
En el escenario alternativo, 202 y Volador G abrieron el sonido ante poca gente pues eran las 17 y muuchos guardaban las piernas para después. Por ende, se podían tener en cuenta otras cosas como que los organizadores de esta 4º edición del festival mas grande del pais fueron súper cautos en materia de seguridad dentro y fuera de River Plate.
Pero vamos al grano. Con muy mal sonido, Corvalán y Cia. Hicieron lo que pudieron para su público. Y uno que conoce a los fanas de Carajo entiende en ese caso los silbidos y no el relajo de la gente de controles. Pero además de seguir inmundizando a todos, con “Chico granada” entre otros, trajeron el esperado error e invitaron a sacarse la mierda.
Se vino Zack Wylde y banda después. Sin dudas, no solo el mejor carisma sino un violero muy groso. No por ser su proyecto es elegido por Ozzy como agrupación que telonea sus giras, sino porque Black Label Society es una banda altamente recomendable pues el tipo se pasa. El público estallo con sus zapadas y el agradeció con golpes en su pecho.
Rata Blanca. Qué decir de una de las bandas más reconocidas del país y Latinoamérica en el género. Son 22 años de metal en castellano y, aunque estuvo un poco largo lo de Barilari- Giardino y demás... que se yo. La satisfacción de abrir la puerta secreta con el poder del sol o sumarse al clásico gerrero del arco iris pega igual.
Con mas cabellera (ja!), los falsetes de Adrián fueron tarareados. Y Giardino hizo un solo donde deliró hasta llegar a Confortably Numb de Floyd. Rarísimo para los más pequeños o no amantes de las bases del rock en sus diferentes generos. Alegría compartida para los más grandecitos o amantes de apreciar lo bueno de cada estilo o experimentar la música.
Y, luego de un break donde las 20 parecía el cruce de un día al otro, la gente empezó a moverse un poco más. Estimo que, a esa altura, unas 50 mil personas ya ocupaban el estadio. La pasarella del medio ya puesta trajo a un personaje del rock nacional que nadie imagino; menos su salida después de solo hacer tres temas y recibir botellazos.
Carca recordó la peluca de Spinetta, las reuniones en la cueva de Manal y las almendras nacionales que se comieron muchos cuando conocieron los origenes del rock celeste y blanco. Las pantallas rezaron letras y fotos del flaco, Medina, Gabis y hasta el carpo como una estrella mas del firmamento. No pibe por las rutas argentinas se desperto una nena.
No lo entendieron los desubicados que no aceptan muchas veces razón o no les interesa mas que ver una sola banda. Raro raro, si la cultura es el rock. Suele suceder. Risas en el medio y con invitados entre los que estaba el batero de Babasonicos, el Carca devolvió palabras y algunos escupitajos antes de abandonar el homenaje al rock argentino planteado.
Y la parte mas caliente del cielo (que amenazó con llorar y solo espiro unas lágrimas insignificantes pero saciadoras del calor) se sobrepuso a la llegada de los Korn. Unos acordes electronicos entrecruzados a los acordes musicales en la voz de Johnatan Davis hicieron entender los grandes deseos que la banda un metal californiana tenia de venir.
Fueron 14 temas desde el “Right Now” que dio pie a una pesadez bien merecida por todos los presentes. Largas rastas, piercing y tattos de una gran garganta marco compases y giros de cabezas que quedaron más sorprendidas todavía por la pollera combatesta y luego la presencia de la gaita como frutilla, después de coverizar a Queen queriendo rock and roll.
Muy buen sonido y juego de luces. Gran movimiento de sus seguidores y sorpresas de los que pensaron que de la dureza no se puede pasar a otros sonidos. Transistores alocados y golpeteos vocales desde la dulzura a la oscuridad. De destacar la noche de la otra banda elegida por Osbourne para acompañarlo en sus recitales por el mundo.
Un mundo que lo trajo a nuestro país. Mientras escucho “Perry Mason” al no saber por donde empezar para recordar los ciento cuarenta y algo de minutos que las tinieblas coronaron al Pincipe casi sexuagenario en tierra argentina. Repito: luego del show de ayer, raro sería esperar algo mas inmortal. Ozzy es un gran mother fucker; lo es.
Antes de todo, se escuchaba su voz con un “Oé, oé, oé, oé” y todos respondían al cantico barrabaense de “Ozzy, Ozzy”. Recalentando el césped millomario, el ex Black Sabbath apareció en pequeñas parodias de videos no conocidos por estos lares en los que parodiaba a sagas de la actuación a nivel internacional con sexo oral a la Reina e Inglaterra, haciendo sus necesidades en una oficina o con su cara de alegría después de otras travesuras.
Y el silencio posterior fue magia. Una pantalla movil con cruces blancas dio la bienvenida al gran Ozzy Osbourne que demostró que no por nada inauguró el buen metal hace ya tanto tiempo. Vocalizando ya mas cansadamente, pero sin perder su brillo en escena largo risas, aullidos a la luna y arrancó con el que fue corte difusión de su último Cd. “I dont wanna stop” hizo temblar la cancha y levantar manos afirmando la misa metalera.
Y aunque vaya tema por tema, no llegaría a mostrar todo lo que sintieron las -para mi entender- más de 60 mil almas que por ese momento ocuparon el predio. Lo cierto es que el grito unánime con “Mr Crowley” o “I dont want to changes the word” me quedaron grabos en la conciencia que al salir no paraba de pensar en los acordes de esos temas.
Menos aun del “eh, eh, eh” en “Desire” y la explosión con Zack arrancando “I dont now”. Las idas y vueltas en “War Pigs”. Un recital flasheante en todos los sentidos. La legendaria respuesta del público que trajo temas de Sabbath después de la pregunta del amo de la noche. Los solos de bateria y guitarra. Las caras de Ozzy con un “¡Ozzy no se va!”.Locura.
Iron Man demoliendo cerebros. Gente subida sobre otra en un pogo de metal por momentos esperados. Las risa de Ozzy cerrando la noche con “Paranoid”. Un regreso al cole que nos traía a Santa Fe como una procesión que bien definió un amigo. “Zona de nadie, Vero”. Y si: hoy la ciudad nos nombra como hijos de un tiempo salvaje, llamamos la atención, prisioneros del viejo coraje,y adictos a la acción”. Si hubiese vivido, seguro también estaba.
1. No more tears
2. Perry mason
3. Gets Me Through
4. Dreamer
5. Shock in the dark