A lo mejor no llegaste a verlo por la tele, como a lo mejor creciste viéndolo. Y ayer a la noche mientras tomaba unos amargos caí en la cuenta de que era 5 de marzo y de que en el 88 el reloj de las risas humanas se paró un momento, pero sigue girando ahora con más fuerza gracias a eso raro que tenemos muchos que se llama memoria.
Parece q hubiese sido ayer cuando el negro abandonó la tierra para seguir delirándola un poquito mas allá con acidez e ironía permanente. Son 20 años los que pasaron y si pienso que solo tenía 7 cuando murió no puedo creer que tan chiquita lo veía, no es ilógico hablar de mito hoy en día ni que ver sus remeras en pibes hoy en día es que al pedo lo recuerden.
Es que el rosarino tenía esa cosa de hacerte morir de la risa con alguna pavada o un gesto que en los ojitos picarones dejaban traslucir muchísimas mas cosas de las que escuchabas. Y se murió calculo que casi sin saberlo, lentamente, por los excesos que lo marearon en ese balcón hasta caer ahí, cerca de Nancy Herrera, futura madre de un varón que llevaría su sangre.
Alberto Olmedo se disfrazó de mago, de pai umbanda, de cadete de oficina, de dictador de una isla perdida, y hasta de doble de riesgo y de capitán de barco durante sus más de 30 años de carrera. "Y... si no me tienen fe" le decia a la Brodsky y jugaba con Portales gritando "¡Adianchi!" para después preguntarle airosamente "¿Me trajiste a la nena?", ja!
Q grande!!!!
Y muchos se fueron a tomar la leche con El Capitan, porque "Piluso es bueno". Esas cosas locas locas tenía y por eso vale la pena tenerlo en el imaginario argentino. Porque no es parte de lo burdo que hoy se vive en la tele “humorística” de Tinelli y los que bailan por un sueño. Menos aún, diciendo guarangadas para sacar risas complices de la falta de imaginación y todavía de educación para no caer en lo grotesco con tal de hacer chistes.
Miren esto, casi una joyita, el negro con las Viuda e Hijas del Rock and Roll
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