Qué maldita, ni que maldita espera... es el mejor tiempo perdido

Si una gran caravana sacudiera tus pupilas, como una procesión de ciegos que trafican luces sin brillo, entenderías el por qué de las casi diez mil personas que cubrieron el Estadio Cubierto de Newell’s para presenciar el lanzamiento de la gira nacional de Bersuit Vergarabat con su noveno y último trabajo discográfico (“?”). Una noche descontrolada colmó las calles del Parque Independencia con banderas, remeras celestes y blancas y los canticos de siempre. Como en los viejos tiempos, una gran cantidad de músicos harían bailar, emocionar, gritar y saltar a los asistentes de la misa verborragica.
Una bandera gigante a la derecha del escenario dibujaba un signo de interrogación, con la pelada de Gustavo Cordera, voz líder de una de las pocas bandas nacionales que todavía suman sorpresivas puestas en escena, fusiones de estilos musicales sobre el escenario y la misma gente. Primero, una banda soporte llamada “La Morsa” trajo un power rock a los asistentes para despedirse coverizando a Luca Prodan con el “Crua chan” de Sumo. Después, el agite y unas bengalas de humo rosado; de las nuevas... de las inofensivas se confundieron con el tarareo de los clásicos de la banda de Avellaneda.
¿Qué pasó? abrió el round y ya era tarde querer salir de la pelea. Esta vez la ropa de dormir era negra, casi como yudocas. Y los sintetizadores hicieron latir bolas rápidamente. Eran las 22 pasaditas y lo nuevo hacía caso a la idea del recital en Rosario. Pero los clásicos no iban a quedar fuera. Jamás con la Bersuit; mucho menos los inesperados hablando de la vida boba o puteando al viejo de arriba que no deja ser ni sonar. “Mi vida”, “Rebelión” y los saludos a los presentes nombrando banderas, tomando una y recordando al Che Guevara, a casi 80 años de su natalicio, a la trova rosarina, a Olmedo y sangre santafesina.
“Hay un tipo de mujer que año”, dice Cordera. “La que es capaz de darte un buen momento al final de una terrible noche... soy debil a las putas”, afirma y comienzan los acordes de “La Soledad” para cantar aún más con las palmas de una murguita del sur siempre presente. Calor, mucho calor en el sur de la Provincia, ansiando libertad con Cordera y Cia. Calor del que uno no se arrepiente vivir, menos a sabiendas que ese día se oficializó la vuelta a la banda del gran amigo y cofundador Charly Bianco. Y acordeón de Subirá lo hace quedar en escenario para un inevitable desembarco de su humor de linyera.
Luego de refrescarse, el pelado se reincorpora pero no para seguir cantando, sino para llamarlo a Tito que, esta vez no dejará la porquería sino que invitará a una fémina a bailar su cumbia “Ebrio sin razón”. Pero el tantra bersuitero no queda relegado, pues viene el “Tuyú” para darle el paso necesario a la sátira are krishna, con saltos y panderetas de regalo. La monada se enloquece, pidiendo “La bolsa” y las frases antioficialistas aparecen en el líder de Bersuit que pide “Dejen de tirar la comida... hijos de p…”. Sin la Mona Jiménez se recorre la naturaleza humana en la ribera bonaerense y se viene lo mejor.
Ese mismo sábado se conoció el fallecimiento de Bernardo Neustard y casualmente era el día del periodista. El discurso antimenemista iba a hacerse sentir; cómo no gritarlo y de paso que el “Sr. Cobranza” se extienda a la Sra Cristina que “se lo gana…”. Extasis y reniego del amor diciendo “yo tomo” y llorando con raíces brasileras “el tiempo no para”, no no. De ahí que no sea extraño verlo al gran Pancho Chevez burlarse de su discapacidad física y tocar la armónica en un llanto interior por “Un Pacto para vivir”.
Pero las lagrimás no cierran las noches de reencuentros. Iban a subir otras muchachitas a moverse con “la petisita culona” pues “de onda” que “el gordo motoneta” no puede parar. Y el “Veneno de humanidad” casi se disipaba entre tanta adrenalina en el aire. La despedida debía traer más calor y eso a la banda le sobra. Unos cuantos par de pechos en escena con “Hociquito de ratón” y bamboleos fálicos de Cordera lo dejarían sentado. Por algo convocarán el tipo de gente que los sigue. Por algo ponen de la cabeza a más de uno. Por algo a un signo de pregunta la gente responde: Bersuit.